Restructuración económica y laboral en Guadalajara, 1987-2000

Resumen

En México se reconoce que el centro urbano más integrado al bloque de países de América del Norte y que en general se muestra económicamente más globalizado, es la ciudad de México, donde se establece la mitad de las oficinas matrices de las 500 mayores empresas (Rodríguez, 1999; Parnreiter, 2002: 385-389) cuya ventaja deriva de la centralización económica y política sobre el resto de los centros urbanos, y que ante el Tratado de Libre Comercio sólo reforzó sus funciones de gestión y coordinación internacional. Pero en el ámbito interno regional otras ciudades están siendo integradas, particularmente dos ciudades que le siguen en tamaño (Guadalajara y Monterrey), las principales ciudades fronterizas y algunas ciudades de mediano tamaño en extensas regiones del norte y del centro del país, lo cual sucede a medida que han fluido las inversiones extranjeras directas según estrategias de localización de las grandes firmas transnacionales, o bien las grandes firmas nacionales refuerzan sus nexos en las redes globales. Una implicación generalizada en todas las grandes ciudades que son incorporadas a la actividad globalizadora es la generación, en mayor o menor grado, de actividades terciarias en el subsector de servicios productivos, en los cuales también los capitales internacionales están muy interesados, tales como servicios financieros, de seguros, inmobiliarios, de consultoría, legales, aduanales o de comercio exterior, diseño, mercadotecnia, relaciones públicas, información y administración de sistemas informáticos, etc. (Borja y Castells, 1997), situación que se contrasta más adelante para el caso de Guadalajara.